14 de abril de 2015

Conectar con nosotros mismos

Cuando estamos conectados con nosotros mismos tenemos conciencia de nuestros sentimientos, de lo que nos hace felices, de lo que nos entristece, de nuestros objetivos, de nuestros límites,...

Al entrar en una relación codependiente, empezaremos a centrarnos tanto en la otra persona que, sin darnos apenas cuenta, iremos perdiendo esa conexión tan valiosa con nuestro yo interior. 

Las experiencias que hemos ido acumulando a lo largo de nuestra vida junto a nuestras cualidades personales, constituyen una herramienta muy potente que todos tenemos para orientarnos en nuestro camino. Podemos llamarlo intuición, sexto sentido, conciencia o como queramos, pero todos tenemos esa voz interior que nos dice si lo que estamos haciendo es o no lo que más nos conviene en ese momento y lo que es más importante, si nos ayuda o nos aleja de alcanzar nuestras metas y objetivos.

Si estamos conectados con nosotros mismos escucharemos esa voz y la tendremos en cuenta a la hora de tomar decisiones. Por el contrario, si estamos centrados en otra persona y desconectados de nuestro yo interior nos resultará más difícil escucharla y llegaremos incluso a ignorarla o negarla.

Con una visión a corto plazo tomaremos decisiones que, aunque sean las más apetecibles en ese momento, a la larga nos dificultarán el camino para conseguir nuestros objetivos. Por eso es importante que aprendamos a convivir con nuestros sentimientos negativos y no busquemos la recompensa o gratificación inmediata, que aunque suponga un alivio temporal a nuestro dolor o sufrimiento, nos hará volver al punto de partida sintiéndonos aún peor de lo que estábamos.

Podemos ver un claro ejemplo de esto en las adicciones: Si una persona pretende dejar de fumar, cuando lleve unas semanas de abstinencia tendrá una fuerte compulsión por encender un cigarro. Esto le supondría un alivio inmediato de su ansiedad, pero le alejaría de su objetivo final. 

La codependencia es también un tipo de adicción que tenemos que aprender a controlar reeducando nuestros hábitos y la forma en la que reaccionamos a los estímulos externos.





2 comentarios:

  1. Qué verdad es lo que dices, pero cuanto cuesta cuando se trata de la dependencia hacia otra persona, de querer estar con ella aunque sepas que te hace daño y aunque sepas que solo vas a recibir migajas. Y aun así, tienes el impulso de ir. Supongo que como dices será como cualquier adicción.
    Gracias por el post.

    ResponderEliminar
  2. Gracias a ti por tu comentario, Amanda.

    Como ante cualquier adicción, lo mas efectivo es eliminar todo contacto con aquello que nos genera dependencia, ya sea una sustancia o una persona. A la larga es lo mejor para nosotros, aunque ahora duela y nos veamos incapaces de hacerlo.

    Irremediablemente tendremos que pasar por la fase de abstinencia, en la que necesitaremos una gran dosis de autocontrol, pero conforme pase el tiempo y vayamos sintiéndonos mejor irá desapareciendo ese impulso que al principio nos parecía irrefrenable.

    Es solo cuestión de tiempo y de cuidar de nosotros mismos.

    Mucho ánimo y un fuerte abrazo

    ResponderEliminar

Muchas gracias por participar en este blog