19 de abril de 2015

Asertividad

Aunque la palabra Asertividad no está recogida en el Diccionario de la Real Academia Española, es un término muy utilizado en Psicología. Podríamos definirla como una forma de comunicación que se sitúa entre la pasividad y la agresividad. Una persona asertiva es aquella capaz de expresar sus necesidades e intereses sin imponerse ni agredir a los demás. 

La asertividad está muy relacionada con la autoestima. Los individuos con un buen concepto de sí mismos tendrán mayor facilidad para responder de forma asertiva, mientras que las personas con una autoestima baja tenderán a ser pasivos o incluso agresivos en ciertas ocasiones.

Adoptar una actitud pasiva frente a los acontecimientos nos mantiene en un ciclo de frustración perpetuo. No tenemos las riendas de nuestra vida porque estamos a expensas de lo que digan o piensen los demás. Por no molestar preferimos sacrificarnos y mantener contentos a los que nos rodean, aunque eso implique ser infelices nosotros.

Cuando permanecemos mucho tiempo en una actitud pasiva, complaciendo continuamente a otros y abandonándonos a nosotros mismos, es fácil que ante determinada situación nos vayamos al otro extremo y reaccionemos con agresividad.

Dar un paso hacia adelante cuando sea necesario expresar y defender nuestros intereses es sin duda la válvula de escape que nos evitará acumular ese resentimiento en nuestro interior. Si nos guardamos todo dentro, esos sentimientos de frustración y rencor terminarán explotando como si de una olla a presión se tratara.

Al tomar conciencia de cuándo empleamos cada una de estas formas de comunicación podremos trabajar para ser más asertivos. Al principio nos costará un poco, pero es cuestión de que nos acostumbremos a no sentirnos obligados a complacer a nadie, más aún si ello supone renunciar a nuestro bienestar.




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