25 de abril de 2016

El poder de la fe

Es muy positivo creer en algo, no importa lo que sea. Algo en lo que podamos confiar nuestras esperanzas, nuestros sueños y deseos más profundos y también todo aquello de lo que no nos sentimos orgullosos. Podrá ser Dios, una religión, un poder superior o el universo, pero nuestra existencia será más llevadera si tenemos algo en lo que apoyarnos para encontrar el sentido en los momentos difíciles y donde podamos acudir para reconfortarnos y conseguir la fuerza que necesitamos para seguir adelante. Asimismo, es fundamental tener fe en nosotros mismos, en que somos valiosos por lo que somos, en que merecemos todo lo mejor, en nuestra capacidad para afrontar y aceptar las situaciones de la vida y aprender de ellas por dolorosas que sean a veces.

De alguna manera, somos lo que pensamos que somos y podremos convertirnos en lo que queramos si de verdad creemos poder hacerlo (y por supuesto actuamos para conseguirlo). Obviamente, hay ciertas limitaciones porque nunca nos volveremos invisibles o seremos capaces de volar por mucho que lo deseemos, pero en cierta medida llegaremos a proyectar en la realidad lo que de verdad creamos poder conseguir. Si nos visualizamos alcanzando nuestras metas y empezamos a creer que seremos capaces de lograrlas será más fácil llegar a ellas que si ni siquiera lo hubiéramos imaginado. Por otro lado, si lo que ofrecemos al mundo es negatividad y pesimismo de alguna manera estamos condicionando a nuestro entorno para que nos devuelva algo parecido. Afortunadamente esto funciona en ambos sentidos, así que tratemos de transmitir sensaciones positivas par atraer lo mismo hacia nosotros.


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