9 de mayo de 2015

Las fases del duelo (III): Negociación

Es en esta fase del duelo cuando empezamos a preguntarnos qué habría sucedido si hubiésemos actuado de otra manera y nos planteamos qué se podría haber cambiado en nuestra relación para que funcionara. Se nos ocurrirán muchas ideas que estaremos tentados de compartir con nuestra ex-pareja y negociar las condiciones con las que estaríamos dispuestos a volver. Este deseo de negociación o regateo suele estar casi siempre guiado por nuestro ego y a veces por nuestra desesperación, al pensar  que él o ella es lo mejor a lo que podemos aspirar. Podemos conformarnos con muy poco con tal de recuperar a nuestra pareja y en ocasiones preferimos tener una relación mediocre a enfrentarnos a la soledad. Inconscientemente nos ponemos a nosotros mismos el cartel de REBAJAS para que alguien nos compre.

Cuando decidimos cortar el contacto para poder recuperarnos mejor y más rápido, es habitual que pensemos que en ese tiempo nuestro ex se ha transformado por arte de magia en la mujer o el hombre perfectos. Incluso tenemos miedo de que venga otra persona y se lo lleve. Todos los aspectos negativos que fueron determinantes para poner fin a la relación ahora parecen haberse esfumado, solo recodamos los buenos momentos, las palabras bonitas y los gestos de cariño. 

Para que esta fase sea productiva y podamos avanzar en nuestro proceso de recuperación, debemos mantener los pies en la tierra y saber que la relación no funcionó por unos motivos, y que hasta que estos no desaparezcan no habrá lugar para una relación satisfactoria. Si entre las razones de la ruptura estuvieron el carácter, la forma de ser de nuestra ex-pareja o su incompatibilidad con la nuestra, es prácticamente imposible que eso cambie cuando ya somos adultos. Es mejor que nos centremos en buscar personas compatibles con nosotros en lugar de empeñarnos en que esa relación funcione y perdamos nuestra dignidad por el camino.

4 comentarios:

  1. Sí, lo de que llegue otra mujer y se lo lleve es muy típico, y si después de alejarte te enteras de que se ha enredado con otra ya piensas que con ella será distinto, que se convertirá en el hombre maravilloso y atento que no fue contigo. Esto puede dañar nuestra autoestima porque enseguida aparecen preguntas como por qué yo no fui suficiente, por qué conmigo no se entregó cien por cien. Pero la verdad es que probablemente si es un hombre con miedo a la intimidad tampoco se entregará a ella, no nos engañemos.
    Nosotras valemos por lo que somos, independientemente de la aprobación de un hombre o no.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Hola Amanda,

    Lo importante es que con nosotras no supo, no pudo o no quiso comportarse de forma adecuada. Lo que haga con otra no es ya asunto nuestro y debemos centrarnos en buscar a alguien sin miedo a la intimidad con quien podamos disfrutar de una relación sana.

    Tal y como dices, nuestra autoestima estará a salvo si tomamos conciencia de que valemos por lo que somos, no porque gustemos más o menos a otras personas. Si además era una relación que no nos hacía bien, al final tendremos que agradecer que esa persona se haya marchado de nuestro lado, aunque al principio duela.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  3. Cuanta razón tenéis! Valorarnos nosotras, concentrarnos en cultivarnos y cuidarnos es lo mejor que podemos hacer. Así nuestra autoestima no dependerá de los vientos que soplen sino que estará bien afianzada.
    Un abrazo

    Elena

    ResponderEliminar

Muchas gracias por participar en este blog