11 de enero de 2016

Vivir el presente

Pensar en el pasado o preocuparnos por el futuro nos impide vivir el presente, que es lo único que tenemos realmente: el AQUÍ y el AHORA. Cada día que pasa no volverá a repetirse, por lo que debemos vivirlo con intensidad, tratando de llenarlo de momentos especiales, que son los que verdaderamente determinan nuestra felicidad.

Es importante aprender a tomar las cosas cuando vienen y a dejarlas ir cuando se van, ya que ese flujo de la vida es el que pone en nuestro camino las personas y las experiencias adecuadas para cada uno de nosotros. En muchas ocasiones, acontecimientos negativos o situaciones indeseables pueden conducirnos a conocer gente estupenda, introducir cambios positivos en nuestra vida o simplemente hacernos más fuertes. Nuestra necesidad de controlarlo todo siempre se interpone en el transcurso natural de nuestra existencia, mientras que dejarnos fluir con los acontecimientos y saber aceptarlos como son nos libera para disfrutar en el presente y permitir que la vida siga su curso.

Centremos nuestra mente en lo que estamos haciendo en cada momento, dejemos de pensar en lo que ya hemos hecho o en lo que vamos a hacer. Vivir cada día como si fuera el último puede parecer algo exagerado, pero realmente nadie sabe cuál será su último día en este mundo y por eso merece la pena aprovecharlos todos al máximo.


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