A lo largo de nuestra vida hemos ido desarrollando una serie de creencias acerca de quienes somos y del lugar que ocupamos en el mundo. Esto es lo que conforma nuestra autoevaluación, cómo nos vemos. La autoestima es el valor que nos atribuimos y el respeto que sentimos por nosotros mismos.
El rechazo cotidiano en la infancia puede habernos llevado a creer que somos inferiores al resto. El miedo a no estar a la altura puede producirse si en el pasado no tuvimos muchas experiencias de éxito o simplemente no fueron reconocidas por nuestros padres o educadores.
En la edad adulta, existen formas de mejorar nuestra autoestima a través de pequeños gestos que podemos incluir en nuestro día a día sin demasiado esfuerzo:
- Aumentar el número de cosas positivas que nos digamos a nosotros mismos. Centrémonos en los éxitos pequeños, en las buenas experiencias que tengamos y compartámoslo con los demás.
- Disminuir el número de pensamientos negativos. Las creencias negativas disminuyen nuestra capacidad para actuar y enfrentarnos a los retos que se nos presentan en la vida.
- Agradezcamos los reconocimientos que recibamos con un simple "gracias", no hay que justificar nada.
- Desarrollar una visión más realista del mundo y de las personas.
- Reconocer que somos seres únicos e irrepetibles.
- Aceptar que no somos responsables de las reacciones emocionales de los demás, solo de las nuestras.
- Aprender a reírnos de nosotros mismos y a relativizar los errores que cometamos, teniendo en cuenta que siempre nos sirven para aprender.
- Dejar de compararnos con los demás.
- Ser menos autocríticos.
- Cuidar nuestra postura corporal, manteniendo la espalda recta y los hombros hacia atrás. Modificando la postura del cuerpo experimentaremos también un cambio de actitud en nuestra mente.
- Limitar el número de compromisos que adquirimos y ser asertivos. Un buen NO hace más valioso un futuro SÍ.
- Utilizar la imaginación positiva, recordando experiencias agradables y los éxitos conseguidos.
- Ser compasivos con nosotros mismos. Ser capaz de perdonarnos por los errores que cometamos y premiarnos por nuestros logros.
- Aceptarnos y querernos tal y como somos, con todas nuestras virtudes y defectos.
Mantener una buena autoestima es esencial para nuestra supervivencia psicológica y para ello debemos prestar atención a las cosas que suelen tener un efecto negativo en ella: las reglas y deberes inflexibles, el perfeccionismo, la vulnerabilidad a la crítica y la falta de afirmación.
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