Es muy saludable tener expectativas, pero necesitamos saber que son exactamente eso y que las cosas no siempre sucederán como nosotros queramos. No obstante, esperar las cosas buenas de la vida sin duda nos acercará más a conseguirlas.
En ocasiones, para no ver frustradas nuestras expectativas de una relación de pareja, podemos irnos al extremo opuesto y pensar que estando solos o en relaciones superficiales estaremos menos expuestos a la vulnerabilidad que implica la cercanía con otra persona. Si no nos acercamos demasiado, no tendremos que esperar nada a cambio.
El amor conlleva una pérdida de control con la que no siempre nos encontramos cómodos y exige que estemos dispuestos a sentirnos ocasionalmente heridos y rechazados. Si no estamos preparados para esto, inconscientemente encontraremos fallos en las personas que acabamos de conocer y las rechazaremos antes de que ellos puedan rechazarnos a nosotros.
Corramos el riesgo de ser nosotros mismos al iniciar relaciones. Confiemos en nuestras capacidades y aceptemos la posibilidad de ser rechazados de vez en cuando. No tenemos que gustar a todo el mundo, eso no significa que tengamos menos valor como personas. Evitemos fingir o aparentar ser lo que no somos para ser aceptados, a la larga nos traerá más sufrimiento.